
Daniela Castro
Psicóloga y Magíster en Filosofía, Universidad Santo Tomás.

Paulina Vega
Psicóloga y Magíster en Psicodiagnóstico, Universidad del Desarrollo.
1. Sexualidad, afectividad e identidad sexual
En la sexualidad humana participa toda la persona, con su dignidad, con su ser sexuado, con su psicología, su voluntad, su afectividad, su cuerpo. Una mirada integral de la sexualidad rescata todas sus dimensiones, así como todos sus fines: unitivo, procreativo, placentero.
Sexualidad: en sentido amplio, refiere a todo lo relacionado con la diferencia de los sexos y la generación de la vida. En segundo lugar, es la dimensión que identifica a la persona humana como hombre o mujer, coloreando el modo de percibir, pensar y actuar, influyendo así de manera decisiva en la personalidad. En sentido más específico, refiere a la experiencia de la alteridad sexual, que incluye la vivencia de lo diferente y de lo complementario: hombre y mujer. En sentido aún más específico, es sinónimo de genitalidad, es decir, del ejercicio de las relaciones sexuales.
Afectividad: es la dimensión emocional de la vida psíquica, que está llamada a ser conocida y conducida por la razón. Es parte importante de las relaciones interpersonales, en tanto es la dimensión donde se maduran los sentimientos y los impulsos. Tiene íntima relación con el concepto de sexualidad, si se toma en consideración que la experiencia de la alteridad de los sexos está teñida de afectos y es fuente de importantes emociones. La madurez de la afectividad, que implica autoconocimiento y dominio de sí, permite la vivencia de una relación sana y libre con la persona del otro sexo.
Identidad Sexual: consiste en la apropiación psicológica del carácter sexuado del cuerpo. Su logro implica un proceso de maduración que comienza con el inicio de la vida y que se consolida durante la adolescencia, y en el cual influye la cultura, las experiencias vitales – especialmente la experiencia familiar-, las características biológicas sexuadas -tales como el cerebro y las hormonas- y la libertad. Particular importancia tiene la relación y dinámica parental, pues es componente importante en el desarrollo de la identificación con el padre (o figura parental) del mismo sexo, la cual sería fundamental para consolidar la identificación con su propio sexo. La identidad sexual es madura cuando se vive integradamente, lo cual implica la congruencia de las dimensiones biológica, emocional y racional.
2. Etapas del Desarrollo Psicosexual
Desde los postulados de Freud, Erickson y Piaget, se conjugan una serie de factores interdependientes que se van desarrollando a medida que la madurez biológica y el ambiente familiar, escolar y social potencian su avance.
Desde esa mirada integral, se consideran las etapas oral, anal, fálica, de latencia y genital con cada una de sus características y necesidades. Respecto a esto último, lo que más necesitan los niños y adolescentes es la seguridad que los cuidadores les pueden dar respecto al afecto y comprensión incondicionales hacia ellos.
Para una educación en sexualidad, se necesita que los adultos elaboren su propia aproximación a los temas de identidad, sexualidad y sexo que se suma al conocimiento de su hijo para entregar información fidedigna y acorde a la capacidad de comprensión y nivel de curiosidad de cada niño.
3. Desarrollo de la identidad sexual
Es un aspecto importante del ser humano que está entrelazado con todas las demás dimensiones, es decir, espiritual, física, social, emocional y cognitiva. La identidad se va desarrollando a medida que el niño crece y es acompañado en el proceso de identificarse con su sexo desde el modelaje de sus padres, en primera instancia y de todos los cuidadores que se van conjugando en su vida a través de la familia extensa y la escolaridad. Elementos de la Identidad sexual:
Biológicos: Genes, hormonas, genitales, temperamento, configuración cerebral.
Psicológicos: Identificación con progenitor del mismo sexo, sentimiento de pertenencia al grupo de pares del mismo sexo, sentimientos de masculinidad o femineidad, emocionalidad madura, vivencia de apego seguro.
Ambientales: Relación con los padres, estilo parental, grupo de pares, moda/tendencia, cultura.
En cuanto al ambiente sociocultural, música, series, dibujos animados, películas, influencers, actores, futbolistas, comunicadores sociales, etc., son fuertes modelos para niños y jóvenes. Especial atención requieren las experiencias con drogas, alcohol y pornografía ya que, a menor edad, mayor será el daño a nivel cerebral y por consiguiente, a la identidad y la concepción de las personas en cuanto a su valía y estilo relacional.
4. El rol de los padres y formadores en el desarrollo psicosexual
Frente a la presión de pares y las influencias de moda, los padres pueden sentir que pierden terreno en términos de guiar a sus hijos, así también los docentes, ya que cada generación que pasa por sus aulas, trae nuevos desafíos. Sin embargo, los niños y jóvenes necesitan que los adultos estemos pendientes y disponibles para ellos en cuanto ellos quieran comunicarse. Dicha paciencia y constancia, serán claves al momento de la toma de decisiones o de enmendar errores.
Tanto la propia identidad como la orientación sexual, pueden experimentar vaivenes según las experiencias e influencias a su alrededor, lo que requiere, nuevamente, de estar atentos a sus conversaciones, intereses y amistades.